En La muerte de Artemio Cruz de Carlos
Fuentes, el protagonista Artemio Cruz, se muestra como el prototipo de los
nuevos ricos que se beneficiaron de la revolución, ya que cometieron traición
en todas y cada una de las áreas de la vida. La novela presenta una aguda
crítica social, una búsqueda del contenido de la revolución, un tema de lo que
es la identidad mexicana y una denuncia de la felonía a los postulados
revolucionarios originales. Por lo tanto, la historia de México es una historia
sobre la injusticia permanente, que únicamente puede ser interrumpida por medio
de la abolición de la elite que ganó acceso al poder después de la revolución.
Si esa realidad no es transformable bajo este punto de vista, la historia de
Artemio se reduce a una historia sobre la muerte y, en consecuencia, sobre la
declinación de los valores republicanos que inspiraron la revolución Mexicana.
En La muerte de Artemio Cruz, agonizante, Artemio Cruz recuerda doce días de su vida, en los cuales tomó
decisiones esenciales para su futuro. Siendo joven, Artemio luchó en la
Revolución Mexicana y se unió más bien por casualidad, al grupo revolucionario
que formaría parte de los ganadores al final de la rebelión: los militantes del
general Obregón. Poco después del comienzo de la revolución, diversos grupos de
interés con diferentes líderes, lucharon los unos en contra de los otros.
Durante esa época, Artemio conoció a algunas personas que resultaron de mucha
utilidad para él. El más importante fue Gonzalo Bernal, con quien Artemio estuvo
en la cárcel esperando su ejecución. Gonzalo le reveló a Artemio que su familia
poseía importantes bienes y propiedades. Una vez liberado, Artemio se puso en
camino para encontrar a la familia de Bernal, consiguiendo arrebatarle el
latifundio al padre y casarse con la hermana de Gonzalo.
En la novela La muerte de Artemio Cruz, los miembros
de la elite discuten el cambio de gobierno, como una forma de determinar el comportamiento
más ventajoso para ellos. Tal es así que
en 1927, Artemio, es invitado gracias a su condición de diputado, a una reunión
con un comandante de la policía: “Escoge siempre a tus amigos entre los grandes
chingones, porque con ellos no hay quien te chingue a ti. Vamos a beber. Brindaron y el gordo dijo que este mundo se divide en
chingones y pendejos y que hay que escoger ya…” (Fuentes, 129).
Artemio Cruz firma
contratos con empresarios americanos y actúa como intermediario entre los
capitalistas extranjeros y el gobierno mexicano. En la novela, la economía
mexicana es capitalista, no obstante dependiente de la economía Americana. El
protagonista ampara el capitalismo dependiente porque le sirve para
enriquecerse. La explotación del azufre es financiada por los norteamericanos. A
Artemio le preocupan las licencias necesarias y acepta dinero por su función de
mediador, justificando su comportamiento: “…nadie quiso arriesgar y él no iba a
dejar que esa riqueza se pudriera en las selvas del sur; si los gringos eran
los únicos dispuestos a dar el dinero para las exploraciones…” (Fuentes, 26).
La muerte de Artemio Cruz destaca la
existencia del protagonista en densos monólogos interiores, interpelaciones de
dicción tan solemne como perentoria y segmentos narrados por una tercera
persona omnisciente. El personaje existe menos como individuo que como
ilustración, siendo sólo un reflejo de lo que se piensa sobre la capa dirigente
y el régimen mexicano.
En su vida, Artemio
consigue obtener poder y riqueza con la ayuda de una estrategia simple:
traición permanente y colaboración con la corriente política en el poder.
Describiendo la carrera de Artemio, se revela una promoción social que parece
típica del periodo post-revolucionario.
Los doce días en la
vida del protagonista de La muerte de
Artemio Cruz, no aparecen ordenados cronológicamente, sino que se dividen
en tres diferentes secuencias de narración. En la primera persona singular, el
agonizante confía al lector sus emociones y percepciones. En la segunda persona
singular, la conciencia de Artemio habla revelando sus errores y culpas. Finalmente, en la tercera persona singular,
el lector se entera del pasado de Artemio. Estos tres métodos lingüísticos
facilitan la lectura de la representación del protagonista desde todos los
puntos de vista.
En La muerte de Artemio Cruz, los miembros
de la elite discuten el cambio de gobierno para detectar el comportamiento más
ventajoso para ellos. Gonzalo Bernal, el idealista en la novela, explica que:
“Una revolución empieza a hacerse desde los campos de batalla, pero una vez que
se corrompe, aunque siga ganando batallas militares ya está perdida. Todos
hemos sido responsables” (Fuentes, 194). Por lo tanto, en ambas novelas no sólo se
subraya el actuar de cada protagonista en sus respectivas novelas, sino que a
través de la actitud traidora y corrupta de Artemio, se despoja y desenmascara
a todos los miembros de la elite de poder en México, como cómplices de la
injusticia. Don Gamaliel, el viejo latifundista piensa: “Poco importaba que el
poder y la riqueza de ayer se fueran desmembrando; acaso ése era el tributo que
debía pagarse al tiempo y a la ancianidad” (Fuentes, 48). Por lo tanto, La muerte de Artemio Cruz es una novela
de juicios, cuyo origen se remonta al desencantado realismo de Los de abajo.
Patricia Carrasco
No hay comentarios.:
Publicar un comentario