sábado, 14 de septiembre de 2013

La representación de la maldad en el cine mexicano de la época de oro

Por Nora Rivera

La época de oro del cine mexicano lanzó grandes proyectos cinematográficos que consideraban ideas y personajes complejos. Durante estos años la línea entre lo bueno y lo malo se hace más tenue. El personaje bueno ya no es tan bueno y el villano ya no es tan malo. Este ensayo analizará los paradigmas de los personajes perversos y las estrategias cinematográficas utilizadas para la representación de la malicia. Las cintas estudiadas son La oveja negra (1949) de Ismael Rodríguez, Doña Diabla (1949) de Tito Davison, Ensayo de un crimen (1955) y Él (1952). Estas dos últimas del reconocido director español Luis Buñuel.
1.      Los paradigmas de los personajes perversos
En las cuatro cintas, los protagonistas –incluyendo sus acciones y sus personalidades— se convierten en el elemento central. Sin embargo, la dualidad del bueno/la buena y el malo/la mala se torna más bien en una ambigüedad. En Ensayo de un crimen (EDUC) Archivaldo es un joven que crece con la idea de que tiene el poder de asesinar a quien le apetece, a tal grado que se obsesiona con el concepto de matar. Francisco, el protagonista de Él, es un hombre egoísta con trastornos psicológicos que le causan serios problemas en su matrimonio. Cruz Martínez de la Garza de La oveja negra (LON) posee las peores adicciones que un hombre machista pueda tener y hace de su esposa y de su único hijo legítimo víctimas que manipula a su antojo. Ángela en Doña Diabla (DD) es una mujer vengativa, calculadora y manipuladora que es capaz de todo por dinero y una buena posición dentro de la alta sociedad de la Ciudad de México. 
Las obsesiones como causas de maldad
La angelical doña Diabla –irónicamente llamada Ángela— está obsesionada con vengarse de los hombres que la han querido poseer como un objeto. La venganza parece ser la causante de su obsesión por poder y riquezas. Se podría decir que es también este empeño en desquitarse lo que la impulsa a sobre-proteger a su hija al punto de matar para salvarla de un mal amor. Don Cruz en LON es un hombre adicto a las mujeres, el alcohol, el cigarro y el juego. Quizás su obsesión sea él mismo porque cada una de sus adicciones es un elemento para su propia diversión. Procrea hijos con la servidumbre sin importarle las consecuencias. Ni su sumisa esposa ni su único hijo legítimo logran cambiar el egoísmo de esta oveja negra. En EDUC, Archivaldo crece como un niño mimado al que no se le niega nada, y es por esto tal vez que se obsesiona con lo único que no puede comprar: la vida –o mejor dicho, lo que vence a la vida: la muerte. Intenta matar a cuanta mujer se le cruza en su camino –a veces sin motivo alguno— como si estos “intentos” le ayudaran a ratificar su poder sobre la vida. Las obsesiones de la mente humana son extremadamente visibles en Él. Aquí Francisco es un millonario esquizofrénico con todo tipo de perturbaciones. Es perfeccionista, compulsivo, celoso, egoísta, ambicioso y hasta fanático religioso. Su paranoia ocasiona que intente matar a su propia esposa en varias ocasiones.
La locura como punto intermedio entre el bien y el mal
Si bien es cierto que los personajes principales de EDUC, Él, LON y DD no podrían pasar por “buenos”, tampoco se les podría calificar de villanos en su totalidad. La “locura temporal” –provocada por sus diferentes obsesiones— llega a ser el punto intermedio entre ser héroe o ser villano. Las fechorías de los personajes son hasta cierto punto justificadas en las cintas a través de sus causas. Es decir, las acciones perniciosas de cada uno de ellos tienen sus causas, y el exponerlas provoca que la audiencia “entienda” sus actos y “comprenda” sus razones para realizarlas. Las adicciones provocan la locura de don Cruz; eventos en el pasado provocan la demencia transitoria de Ángela y Archivaldo; pero es Francisco el que presenta características de una auténtica demencia psicológica. Al respecto, Carl Mora en su libro Mexican Cinema dice que Luis Buñuel “examines the shadowy boundaries between madness, sexual desire, and religious fervor” (96).
La pureza como tabla de salvación
Otro aspecto interesante que hace a estos personajes menos malos es el buscar una salvación a sus pecados a través de la pureza de otros personajes. Ángela protege lo único puro que todavía le queda en el mundo: su hija; aunque se tenga que manchar las manos de sangre para seguir protegiéndola. Sin embargo, es ese sentimiento bondadoso hacia su hija lo que la salva al final de la cinta. La salvación de Cruz es su esposa, quien como una mártir lo espera en casa sin reprocharle nada. Al morir la esposa, el hijo se convierte en su nueva ayuda moral. Archivaldo busca su redención en Carlota, la única mujer que ante sus ojos simboliza la pureza. El destino le cambia la jugada porque resulta que esta mujer “pura” sale con un hombre casado y ella también ve en Archivaldo su única salvación para convertirse en una mujer decente. Afortunadamente para el protagonista –y desafortunadamente para Carlota—, no tuvo que matarla porque se le adelanta el amante. Al final Archivaldo se da cuenta que su liberación no estaba en la pureza de Carlota, sino en deshacerse de la caja de música –lo que él cree que ocasionaba las muertes— y encuentra a una mujer no muy pura –porque se iba a casar con un hombre mucho mayor que ella—, pero tampoco no muy mala –porque se arrepiente y no se casa— que parece que lo puede hacer feliz. Algo muy parecido le sucede a Francisco. Se casa con una mujer que además de belleza, emana bondad y honestidad. Francisco parece creer que el poseerla le dará el pase al paraíso automáticamente. Sin embargo, ella lo abandona y él termina refugiándose en la religión –otra de sus obsesiones—.    
2.      Estrategias cinematográficas para representar la maldad
Símbolos
Los profesionales de la industria cinematográfica utilizan símbolos que la audiencia pueda reconocer con claridad y así decodificar la narración de la película. Por ejemplo, en EDUC Archivaldo utiliza una capa negra cuando sale de casa decidido a matar a una de sus víctimas. La capa normalmente se relaciona con vampiros, personajes muy carismáticos y también malévolos. El símbolo más prominente de esta cinta es una caja de música, que al sonar causa la muerte de alguna de las mujeres que rodean al protagonista.
Un símbolo recurrente en las cintas aquí mencionadas es el vestuario femenino. Las mujeres entre más “malas” más ostentosas son al vestir, utilizando vestidos ceñidos y joyas. De igual manera, el cigarrillo se presenta como un emblema de “pecado”, siendo solamente las mujeres “malas” las que lo usan. El cabello manchado en la mujer también parece representar lo claroscuro de sus portadoras. Por ejemplo, en Carlota –mujer pura a simple vista— refleja un tinte de pecado –recordemos que tiene un amante casado—. En cambio en doña Diabla –una mujer mala aparentemente— parece representar un poco de bondad con el color de su cabello también –en este caso, el amor por su hija—.
En Él la casa de Francisco es un reflejo de su personalidad. Como un espejo, imita la complejidad del personaje. El gran salón de la entrada es ostentoso pero a la vez confuso. Cuenta con diseños sin forma en las paredes. También existe un cuarto desordenado, sucio y polvoriento que proyecta la verdadera personalidad de su dueño, inclusive los tintes violentos porque en el cuarto parecen caerse los muebles, ocasionando mini-explosiones en el piso. Los caballos de Cruz y su hijo en LON también son extensiones de sus personalidades. El hijo monta una yegua blanca y el padre un caballo negro. Una imagen distintiva de rebeldía es la cerca que el padre continúa saltando, aún y cuando ya no está en edad de hacerlo.
Luz y sombra
Otros recursos usados por los cinematógrafos para representar la malicia de sus personajes es el uso de las luces y las sombras. El fuego y el humo utilizado en EDUC son primordiales para la creación de una atmósfera terrorífica. La toma de Lavinia entre los fuegos de las bebidas y las sombras de la taberna la hacen ver como “una pequeña bruja condenada a la hoguera”, según Archivaldo. En Él la toma del salón entre sombras, mientras Gloria es violada por su propio marido, es una representación de la verdadera personalidad de Francisco: oscura y ostentosa. La luz del cerillo de Cruz en LON lo ilumina de tal manera –de abajo hacia arriba—que lo hace parecer endemoniado, y él lo reafirma al decir “yo soy el diablo”. El comienzo de la película DD es también una alegoría al título al enfocar dos sombras que se pelean en la obscuridad.
Conclusión
            La época de oro del cine mexicano dio inicio a una industria cinematográfica más compleja. Los protagonistas –femeninos y masculinos— ya no destellaban pureza y bondad, sino una personalidad obsesiva y compulsiva muy lejos de considerarse ideal. Ejemplos claros de estas características ambiguas son los personajes principales de las películas Él, EDUC, DD y LON. Cada uno de estos personajes persigue sus obsesiones a un punto violento del cual les es difícil regresar. Dentro de las historias, los protagonistas buscan la redención pero no todos la consiguen del modo deseado. Sin embargo sí logran seducir a la audiencia a través de las técnicas cinematográficas utilizadas por los profesionales del cine de esta importante época.
Bibliografía
De Santiago, Pablo. El cine en 7 películas. Madrid: CIE, 2002.
García, José Manuel. Cinema mexicano.
García Riera, Emilio. Historia del cine mexicano. México: Secretaría de Educación Pública, 1986.
Turner, Graeme. Film as Social Practice. New York: Routledge.

El color local del cine mexicano

Por Nora Rivera

Del libro regional al cine nacional
El cine mexicano ha dado grandes filmes basados en obras literarias, especialmente durante la famosa época de oro del cine mexicano. Según el historiador de cine Emilio García Riera, tan sólo de 1941 a 1945 se realizaron 85 adaptaciones literarias. La escasez de cine europeo debido a la erupción de la Segunda Guerra Mundial, ocasionó que el cine mexicano intentara “abarcar distintos tiempos y espacios” (García 129). La misma guerra  también trajo consigo una relajación en las leyes de derechos de autor que los cineastas mexicanos aprovecharon.
Vámonos con Pancho Villa (VCPV) –hecha en 1935— está basada en la novela del mismo nombre del escritor chihuahuense Rafael F. Muñoz. El filme es un drama revolucionario en el que un joven deserta de las fuerzas militares para unirse a un grupo de revolucionarios que deciden pelear junto a Pancho Villa. Doña Bárbara (DB) fue adaptada al cine de la famosa novela titulada igual, del escritor venezolano Rómulo Gallegos. El melodrama rural trata de una mujer abusada de joven que se convierte en una dura y cruel hacendada en la región araucana de Venezuela. El drama rural de La perla (LP) fue escrito por el norteamericano John Steinbeck –ganador del Premio Nobel de Literatura en 1962— y cuenta la historia de Quino, un humilde pescador que encuentra una gran perla en el océano y ve en ella la posibilidad de mejorar su nivel social. Enamorada (E) es una adaptación del melodrama romántico The Taming of the Shrew de William Shakespeare y, como su nombre en inglés lo dice, narra los sucesos por los que pasa un duro revolucionario al tratar de domar a una indócil dama de sociedad.
Espacio regional
       Los espacios y sus particularidades son prominentes símbolos cinematográficos dentro de estas películas provincianas. Las características de las regiones en las que se desarrollan los filmes podrían dividirse simbólicamente en elementos de tierra y elementos de agua.
VCPV y E tienen como época de fondo la Revolución Mexicana, por ende, los panoramas incluyen zonas rurales, caballos y sombreros. El ferrocarril –símbolo muy representativo de la Revolución Mexicana en general— está muy presente en VCPV como objeto principal. Los sonidos de las trompetas también son símbolos bélicos prominentes dentro de la producción. E es un filme con un gran tono moralista por sus tintes religiosos y la iglesia del pueblo es el objeto más emblemático de la producción.
            DB y LP contienen elementos de agua. DB tiene como fondo el Arauco venezolano donde el río es sinónimo de pureza, inclusive hay una escena en donde el protagonista –con nombre alegórico también: Santos— bautiza simbólicamente a Marisela en el río, como si le estuviera limpiando el <<pecado>> de ser salvaje y rústica. En el caso de LP –situada en una costa mexicana no identificada—, el mar es sinónimo de mal agüero. La espuma rabiosa que hecha el mar picado lo hace parecer casi como un animal salvaje.
            El papel de los extranjeros
            Aunque en VCPV no existe ningún personaje extranjero, las otras tres películas tienen extranjeros como antagonistas a los protagonistas de las historias. Los extranjeros de LP y DB son ambiciosos y deshonestos, de hecho, los dos personajes están representados por el mismo actor: Charles Rooner. En LP el doctor foráneo también tiene a un hermano tan codicioso como él. En el caso de E, el extranjero no representa la maldad, sino simplemente el punto de vista de un forastero que no entiende el por qué de la Revolución Mexicana ni las acciones de los protagonistas. Parece como si los papeles de extranjeros fueran insertados en estas películas para acentuar aún más las personalidades culturales de los lugareños.
La superstición
La superstición juega un papel sumamente importante en algunos de los films. En DB, el personaje de Juan Primito representa al humilde campesino supersticioso que cree fielmente en el poder de lo sobrenatural. Ve pájaros negros cada vez que su jefa, Doña Bárbara, está de mal humor o está a punto de cometer un acto cuestionable. La misma Doña Bárbara utiliza una fotografía de Santos para tratar de embrujarlo y así conquistar su amor. La luz de las velas y las sombras juegan un rol determinante dentro las estrategias cinematográficas de iluminación debido al tema de la venganza y al uso de la brujería por parte de la protagonista.
En el caso de LP, la perla es el emblema de la mala suerte, siguiendo la superstición mexicana de que las perlas ocasionan las lágrimas de las personas que las poseen. También se pueden observar animales claves que atraen la mala suerte, como el alacrán que pica al bebé de Quino y Juana, y el gato negro que sostiene el hermano del doctor cuando Quino y Juana llegan a su oficina para venderle la perla.
La música y el sonido
Graeme Turner en su libro Film as Social Practice argumenta que el sonido y la música son de suma importancia ya que la audiencia no las entiende de manera directa o lineal, sino que las asimila emocionalmente y en esto radica su poder comunicativo (68). El sonido de las trompetas bélicas de VCPV sugiere patriotismo; la música ranchera y religiosa de E inspiran romance y tranquilidad; y las danzas regionales de LP y DB transportan a la audiencia hasta el lugar mismo desde donde los protagonistas observan y escuchan los festejos comunitarios.
Las oposiciones binarias
El antropólogo y teórico Claude Lévi-Strauss define a las oposiciones binarias como a la división del entorno en dos grupos mutuamente exclusivos, como: bueno o malo, hombre o mujer, día o noche (Turner 83). Según Lévi-Strauss, esta forma de dividir el mundo a nuestro alrededor nos ayuda a comprender el entorno en que vivimos. Así mismo, el cine –como reflejo de la realidad— utiliza estas oposiciones para enfatizar y resumir ideas.
Barbarie vs. Civilización
Una de las oposiciones binarias más utilizadas es la del salvajismo y la civilización. DB es quizás el ejemplo más claro de esta dualidad opuesta. La región araucana y sus habitantes representan lo salvaje, lo natural. El citadino Santos representa la civilización. No es hasta su llegada cuando Marisela –hija de Doña Bárbara— deja de ser en un animalito salvaje para convertirse en una mujer civilizada. En LP, Quino y su mujer son los indios que personifican lo natural y rústico; sin embargo, son los hermanos extranjeros los que se comportan como salvajes <<educados>> que están dispuestos hasta matarse entre ellos con tal de ganar la codiciada perla. Los protagonistas de E también parecen tener los roles intercambiados. El General revolucionario José Juan Reyes es romántico y culto, mientras que la acaudalada Beatriz Peñafiel es rebelde y frecuentemente grosera. Los personajes de VCPV no parecen caracterizar estereotipos y es difícil encasillarlos debido al género realista de la producción cinematográfica y a su contexto revolucionario. Se podría decir que ambos bandos, revolucionarios y federales, tienen sus momentos civilizados y sus momentos salvajes, después de todo están en guerra y en ella no hay reglas.    
Las representaciones femeninas y masculinas
Los roles culturales asignados de manera general a la mujer y al hombre son personificados cabalmente en LP y en VCPV. La mujer se dedica al hogar y el hombre a trabajar. La mujer es sumisa y el hombre es el que toma las decisiones. Sin embargo, las representaciones femeninas y masculinas en DB y en E parecen ser mucho más borrosas. En E él es el refinado y ella es la indomable; sin embargo, al final los roles se <<ordenan>> y él termina montado en su caballo y ella siguiéndolo a pie. En DB la protagonista se reúsa a dejar su papel de dueña y señora, y ni por su hija ni por el amor del ser amado retoma el rol de mujer sumisa.
Conclusión
            Las películas regionales se subordinan a las alegorías del color local para poder reflejar la realidad de una manera más efectiva. Las películas aquí tratadas son ejemplos irrefutables del uso del simbolismo y de las oposiciones binarias para lograr que la audiencia entienda el lenguaje cinematográfico con mucha más facilidad. Los filmes son verdaderas muestras del buen cine mexicano.
Bibliografía
De Santiago, Pablo. El cine en 7 películas. Madrid: CIE, 2002.
García, José Manuel. Cinema mexicano.
García Riera, Emilio. Historia del cine mexicano. México: Secretaría de Educación Pública, 1986.
Turner, Graeme. Film as Social Practice. New York: Routledge.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Doce años atrás


Hoy es 911. Hoy, hace doce años nuestro país fue parte de un ataque terrorista. Mi corazón está con el de tantas personas hoy día. De pronto me di cuenta de los muchos que se vieron afectados por esta terrible tragedia. No solo Estados Unidos pero también aquéllos países en el medio oriente. Este evento ha cambiado y dado forma a la manera de pensar de los estadounidenses de muchas diferentes maneras en los últimos años, para bien y para mal.

¿Cómo fue para mi aquél día del once de Septiembre de 2011?
Entré a mi clase en la preparatoria y escuché la noticia repentina: Un avión se había estrellado contra las torres gemelas. Me senté en silencio mientras miraba la televisión. Recuerdo ver la gente saltar de las torres; entonces, en medio de la conmoción, un segundo avión impactó las torres gemelas en televisión en vivo.

Recuerdo el pavor, el estado en shock en que todo el mundo estaba. El presidente Bush citó la Biblia: Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento. Salmos 23:4.  Todo el mundo hablaba de lo que estaba pasando. Habíamos puesto demasiada confianza en la nación y en nosotros mismos. El mundo se detuvo por un momento.

Recuerdo que los precios de la gasolina subieron por las nubes. Aquellos de ustedes que me conocen saben que yo nací y crecí muy cerca de la frontera con Texas; probablemente también recuerden que los Puertos de Entrada o puentes internacionales se cerraron inmediatamente, no hubo vuelos, el acceso al país estaba completamente restringido. Cada persona que entraba debía ser meticulosamente registrado, aún cuando fuera ciudadano estadounidenses. Los puentes que normalmente tomaban unos minutos para cruzar ahora tomaba más de tres o cuatro horas. No mucho ha cambiado respecto a los Puertos de Entrada.

A partir de este evento el mundo es un lugar diferente. Este evento trajo la guerra, contenciones, juicios, falta de esperanza, contribuyó al comienzo de la caída de la economía y entristeció los corazones de muchas naciones.

Hoy, de alguna manera se ha enmendado la esperanza, la unidad entre los Americanos. Seguimos en proceso de recuperación.
Recordamos a los caídos, aquéllos que fueron y lucharon por libertad. A todos aquellos que  pagaron un precio muy alto por un crimen que no cometieron. Apreciamos este acontecimiento histórico que ha influido en el mundo que nos rodea.


MG
Video: Youtube http://www.youtube.com/watch?v=-kxbwu3vkLg

martes, 10 de septiembre de 2013

Historias recreadas desde la memoria de una niña en "Cartucho" de Nellie Campobello




Cartucho está compuesto de relatos, es decir, de cuentos que dicen lo necesario para dejar que el lector vaya urdiendo la trama con los hombres del norte, donde se dan algunas reseñas, las mínimas pero las necesarias.   Por tal razón sus elipsis son necesarias para dar mayor énfasis a sus relatos.
La visión que entrega Campobello es que la historia escrita se puede olvidar, sin embargo, no es una opción para los que viven el dolor de la vida en la muerte de otros, la historia escrita no es más histórica que en Cartucho, el anonimato por excelencia en la obra, es sólo ejemplo de hechos en letra oficial o lo histórico de la novela, porque sus protagonistas quedaron en fotos con nombre, en documentos, o en batallas o circunstancias que favorecieron su recuerdo a la delantera de otros.
El discurso de Nellie en la narración es directo, aunque a veces deje de narrar y se esconda en diálogos externos de sus personajes. La mayor parte de la obra está narrada en tercera persona intercambiando anécdotas o reflexiones breves en primera persona contadas por los protagonistas, que se descubren sin pudores y sin timidez.
Cartucho es un paseo por la historia de una etapa de la revolución en Chihuahua, con personajes conocidos y desconocidos, todos hablando a la muerte, a la guerra, al dolor, a la alegría, al futuro. Todos estos sucesos son a través de la mirada a veces fría, a veces ingenua de una niña.
En Cartucho no se recrean las posiciones políticas, Campobello presenta historias a partir de la memoria de una niña, para revivir los momentos más impactantes de quienes participaron de ese momento.  El relato de la historia de Zafiro y Zequiel, sus amigos mayos, que refiere a sus travesuras infantiles: “Yo los asustaba echándoles chorros de agua con una jeringa, de esas con que se cura a los caballos. Me daba risa ver cómo se le hacía el pelo cuando corrían” (Campobello, 64). En la narración se hace referencia a la persecución y los disparos de guerra, mediante el uso de elementos lúdicos, de forma de plasmar la convivencia de hechos que dañan la psicología de la niña. No obstante, existe un cambio en el tono del texto al momento de la muerte de los personajes.  Nellie dice: “quebré la jeringa” (Campobello, 64). La narradora comprende que no importa el esfuerzo realizado para mantener la guerra dentro de la seguridad de sus juegos, ya que finalmente, la realidad excederá su deseo. Por consiguiente, la confusión con que cuenta la caída de sus muertos provoca un duro encuentro psicológico, por lo que en el momento en que el lector toma conciencia de quién está narrando las historias, se descubre un cuadro espeluznante de lo que debe percibir y almacenar en su memoria esta pequeña narradora. Por ende, esta condición le otorga al  relato, de forma incuestionable, rasgos de realismo en algunos casos y de recreación en otros, fundiéndose en una sola realidad. Así, la inocencia triunfa una y otra vez por sobre el discurso paternalista e impositivo, para dar paso a la verdad, o al menos a su verdad. Un ejemplo se observa en El muerto:
“Los balazos habían empezado a las cuatro de la mañana, eran las diez… Nosotras, ansiosas, queríamos ver caer a los hombres; nos imaginábamos la calle regada de muertos. Los balazos seguían ya más sosegados… Buscamos y no había ni un solo muerto, lo sentimos de veras; nos conformamos con ver que de la esquina todavía salía algún balazo, y se veía de vez en cuando sacaban un sombrero en la punta de un rifle” (Campobello, 76).
En Cartucho, se hace una clara reivindicación de quien se desempeñará como el héroe en la novela, Francisco Villa, el centauro del norte. Por lo tanto, lo que se hace es exponer la violencia, evitando dividir la realidad en dos entidades morales irreconciliables, de esos “bandidos” en las que en las voces de las personas que los admiraban, que los odiaban, que los vieron morir o matar, que los alimentaron o los hicieron sufrir y que los traicionaron. Asimismo, la intención es encontrar desde el contexto de su infancia y de las historias de su madre, un escenario conciliador entre los revolucionarios del norte y la violencia que se les atribuyó, sin negar lo primero ni lo segundo.
En C, el lenguaje es popular, lo cual se expresa en la descripción real-ficticia alejada de los términos doctos. Es una narración rebelde, revolucionaria, sin concesiones, para llegar a un relato clásico de literatura, alejada de la historia oficial y críptica. Por tal razón, Campobello escribe la obra en forma de relatos cortos y en un lenguaje simple, directo y coloquial, ya que se debe presentar de acuerdo con la perspectiva de una niña. Asimismo, se puede observar que las analepsis que realiza la voz narrativa, puede dar pie a pensar que, si la memoria es frágil, los recuerdos pueden ser fácilmente manipulados; es decir, recordar lo que se quiera traer a la memoria y cómo hacerlo, trasladando diferentes acciones del pasado a la memoria del presente. Por lo tanto, el hecho de que los capítulos no estén en un orden cronológico, podría corroborar la hipótesis de la fragilidad de la memoria y de la reescritura de la diégesis.
Para Nellie Campobello, el paradigma de lo heroico se cifra en Pancho Villa, el general por excelencia, el más valiente de los revolucionarios mexicanos. Aun cuando Villa perdió la guerra, se ganó un sitial muy importante dentro de la historia de la literatura mexicana del periodo de la Revolución. Durante la diégesis de la novela, que está contada en pequeños relatos, el narrador alude a él con su nombre y apellido. Es el nombre de combate que cuenta la historia y al mismo tiempo, puede encontrar a sus enemigos, los carrancistas. En el relato que se titula La voz del general: “Metálica y desparramada. Sus gritos fuertes, claros a veces parejos y vibrantes.  Su voz se poda oír a gran distancia, sus pulmones parecían de acero” (Campobello, 134). Hacia el final del cuento remata con: “Los villistas eran un solo hombre.  La voz de Villa sabía unir a los pueblos.  Un solo grito era bastante para formar su caballeria” (Campobello, 135). La autora describe con la imagen la construcción de un personaje fuerte, sin embargo, en los peores momentos de la vida del guerrillero, cuando la mayor parte de sus hombres se han rendido, retirado o pasado a las tropas carrancistas, sigue fuerte y se ejemplifica cuando dice: “Aquí está Pancho Villa, acúsenme, pueden hacerlo, pues los juzgo hombres, los concheños son hombres completos” (Campobello, 136). 

En conclusión, Cartucho de Campobello, enfocada desde la perspectiva de unos ojos infantiles, cuenta la violencia sin estigmatizaciones y presenta a los bandidos dando paso a una lectura distinta de la que ya conocida en la historia. En general, la novela de Campobello consta de relatos muy breves sobre los combates en el norte de México, entre los años 1916 y 1920. El paisaje geográfico consta de: Parral, la casa de la narradora, la calle del Rayo o las calles circundantes que son el escenario de vida y muerte de los distintos personajes que en ella la conforman. Todo esto restaura la referencialidad y se inscriben los hechos en la “historia” de la lucha armada. La muerte y el teatro de la guerra son los pilares en los que se sustenta la representación de los combatientes y de la violencia bajo un efecto radical: la suspensión del juicio.  
Patricia Carrasco