Desde una óptica multicultural, una de las piezas
más significativas del movimiento del Modernismo en latinoamericana
existencialista es Azul. Esta obra es
una interpretación en clave nacional, concebida como un reflejo de la realidad
política del mundo social y del carácter latinoamericano del siglo XIX. En El rey burgués, Rubén Darío plasma el
mundo de los sueños, la libertad de expresión, las prohibiciones y, en cierta forma, la imposibilidad de su realización:
Y el poeta:
-Señor, no he comido.
Y el rey:
-Habla y comerás.
(…) el rey; y dirigiéndose al poeta: -Daréis vueltas
á un manubrio. Cerraréis la boca…como no prefiráis moriros de hambre. Pieza de música por pedazo de pan. Nada de jerigonzas, ni de ideales. Id.
Y desde aquel día pudo verse (…), al poeta
hambriento que daba vueltas al manubrio (Darío, 8).
La
vida, del poeta (personaje) es irónica ya que se desarrolla en un “jardín” en
donde el movimiento y la comunicación resultan imposibles. La vida de este
personaje se transforma en un eterno castigo que lo sumerge en un mundo de
oscuridad, incomprensión, desamparo, aislamiento y opresión.
La incapacidad del personaje (el poeta) de hacer realidad sus palabras, hace que esta rebelión retórica se quede en el jardín, lugar en donde una acción constante como la de dar vueltas a una manivela para que salga un simple “Tiririrín, tiririrín (…)” (Darío, 8), el personaje llora lágrimas amargas de vergüenza, de impotencia, parado como una estatua más. Adorna el lugar, ve sus sueños e ideales truncados por el hambre, situación que le impide enfrentarse con el mundo que está más allá del palacio.
En el cuento El
rey burgués, se puede inferir que la desarticulación que existe entre lo
ideal y lo real, se debe a las acciones del rey y sus vasallos y a la forma
cómo se degrada al “poeta” por medio de sarcasmos, es decir hay una clara
opresión del poeta por parte del rey, quien intenta seguir sus ideales y
termina subyugado a manos del poder de la burguesía, representada por el rey.
Pese a sus intentos por dejar de lado el aspecto mundano, termina concluyendo
que de ideales no se vive ni se puede saciar el hambre.
En
la dramaturgia del autor Rubén Darío, se sostiene que la libertad de la cual se
dice que goza el ser humano, es una ilusión; ya que el despotismo de ayer se
refleja en las costumbres del presente. Por consiguiente, uno de los objetivos relevantes de este autor se orienta
a enseñar lo absurdo de la vida en los acontecimientos cotidianos y triviales.
Por
tanto, el teatro de las denuncias que se hace presente en El rey burgués nace como un
desbordamiento de las vanguardias históricas respecto al mundo ideológico
existencialista. El espacio vacío y claustrofóbico en el que a menudo se
desarrollan las acciones, sugieren metonímicamente una vida sin esperanzas ni
alternativas en la que opresores y oprimidos han sido arrojados a la sociedad.
Patricia Carrasco
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